En el blog habla sobre Villacarrillo, sus fiestas, sus costumbres, su gastronomía, sus monumentos, historia...
Por lo que en un artículo publicado el 1 de abril de 2012 habla de nuestra Semana Grande y aquí os lo muestro a todos los que seguís este blog.
La Semana Santa de Villacarrillo de 1936 a 1980
"Vamos recordar el ambiente de Semana Santa en Villacarrillo en estos años, posteriores a la Guerra Civil de 1.936, en un largo periodo que "finalizó en 1.983" (según José Montañez Coronado en el Programa de Semana Santa de 1.996, Pág. 23), cuando, "por las calles empedradas y mal alumbradas, que había que atravesar para acudir a los actos religiosos nocturnos..., desde el Miércoles de Ceniza el pueblo se disponía a vivir la Pascua.
Los pasionistas de entonces se daban cita en la posada de Juan Miguel del Arco Moreno (La posá de Yescas), para dar rienda suelta a las añejas letras (de La Pasión)... que hoy nos afanamos por recordar y recopilar...".
El Martes Santo tenía lugar la procesión del Silencio que sobrecogía el ánimo de cuantos la presenciaban, pues los penitentes, que vestían de negro con el capirote caído, por no tener el soporte de cartón, una cuerda de esparto a modo de cíngulo y calzado de esparteñas, acompañaban a una simple cruz de madera, portando, cada dos penitentes, otra cruz al hombro, mientas se escuchaba el grave sonar de un tambor que marcaba el lento compás de los pasos; le seguían dos silenciosas filas de fieles en un largo paseo penitencial.
El Miércoles Santo, a las once de la noche, la procesión de la Oración en el Huerto caminaba por las oscuras calles, subiendo hasta el Cerro del Águila hasta llegar a la parroquia de la Asunción entre las dos y las tres de la madrugada.
El Jueves Santo, abría un periodo de luto total: las emisoras de radio abandonaban la programación habitual para ofrecer música clásica o cerraban la emisión; las campanas dejaban de tocar para ser sustituidas por el sonar de la "matraca" (artilugio de madera en forma de aspa que soporta cuatro martillos en sus ángulos que al girar golpean las tablas formando un ruido grande y desapacible); ningún templo de la ciudad cerraba sus puertas, pues los Monumentos al Santo Sacramento eran motivo de adoración permanente, donde se realizaban turnos de guardia las 24 horas del día.
El Viernes Santo, de madrugada, en la Parroquia de la Asunción, tenía lugar el tradicional Sermón de los Nazarenos a cargo de un sacerdote, en estos años, el Párroco D. Cristóbal Moreno Magaña fue el más popular; al finalizar el Sermón salía la procesión de Jesús Nazareno, "El Paso", durante la cual se realizaba una representación, en la plaza del Ayuntamiento, en la forma siguiente:
Situada la Imagen de Jesús Nazareno en el centro de la plaza, la Virgen (de los Dolores) aparecía por la calle Quevedo en busca de su Hijo; a su encuentro salía San Juan, que la guiaba a la presencia de Jesús; cuando María se iba aproximando a su Hijo, una escuadra de Soldados Romanos (tradicional en las procesiones villacarrillenses de estos años) le cortaban el paso con sus lanzas por tres veces.
En la tercera un niño vestido de Ángel golpeaba con su espada las lanzas romanas y se abría el paso para la Virgen que se acercaba al Nazareno haciendo unas reverencias; tras la Virgen llegaba la Verónica que llevaba tapada la Faz de Cristo con un lienzo blanco, pero al acercarse a Jesús para limpiarle el rostro se quitaba el lienzo y aparecía impresa de la Cara de Señor.
Toda la representación se hacía con el mayor respeto del público que llenaba la plaza en el amanecer villacarrillense; una tradición obligaba a comerse el típico "hornazo" (torta de pan de aceite con un huevo cocido encima y sujeto a ella por una cruz de la misma masa; en la actualidad el hornazo se hace con una masa diferente y se ha perdido la tradición), después de la procesión del Paso a las 11 de la mañana salía la procesión de Jesús Caído.
A las 3 de la tarde la procesión era del Cristo de la Expiración (Jesús fue clavado en la Cruz a las 12 y murió a las 3).
La penúltima procesión del Viernes Santo era la General, donde salían todas las Imágenes acompañando al Santo Sepulcro, que iba escoltado por cuatro Guardias Civiles vestidos de gala y con los fusiles colgados en posición inversa; cuando anochecía la procesión estaba en la plaza del Ayuntamiento (antes de la actual reforma, la plaza no tenía los desniveles escalonados que presenta en la actualidad, con un cerco de barbacana y muy escasa iluminación eléctrica) y las Imágenes se situaban alrededor de la plaza, en cuyo centro se colocaba el Santo Sepulcro; allí, un sacerdote rezaba un Responso, que ponía un ánimo de inmensa tristeza en el público, dentro de la oscuridad de la noche.
Acababa el día con la procesión de la Soledad, la Virgen de los Dolores, que era acompañada con señoras y señoritas vestidas de mantilla (Ref. Algunos datos de José Montañez Coronado, Programa de Cultos de Semana Santa, 1.996)"
En la tercera un niño vestido de Ángel golpeaba con su espada las lanzas romanas y se abría el paso para la Virgen que se acercaba al Nazareno haciendo unas reverencias; tras la Virgen llegaba la Verónica que llevaba tapada la Faz de Cristo con un lienzo blanco, pero al acercarse a Jesús para limpiarle el rostro se quitaba el lienzo y aparecía impresa de la Cara de Señor.
Toda la representación se hacía con el mayor respeto del público que llenaba la plaza en el amanecer villacarrillense; una tradición obligaba a comerse el típico "hornazo" (torta de pan de aceite con un huevo cocido encima y sujeto a ella por una cruz de la misma masa; en la actualidad el hornazo se hace con una masa diferente y se ha perdido la tradición), después de la procesión del Paso a las 11 de la mañana salía la procesión de Jesús Caído.
A las 3 de la tarde la procesión era del Cristo de la Expiración (Jesús fue clavado en la Cruz a las 12 y murió a las 3).
La penúltima procesión del Viernes Santo era la General, donde salían todas las Imágenes acompañando al Santo Sepulcro, que iba escoltado por cuatro Guardias Civiles vestidos de gala y con los fusiles colgados en posición inversa; cuando anochecía la procesión estaba en la plaza del Ayuntamiento (antes de la actual reforma, la plaza no tenía los desniveles escalonados que presenta en la actualidad, con un cerco de barbacana y muy escasa iluminación eléctrica) y las Imágenes se situaban alrededor de la plaza, en cuyo centro se colocaba el Santo Sepulcro; allí, un sacerdote rezaba un Responso, que ponía un ánimo de inmensa tristeza en el público, dentro de la oscuridad de la noche.
Acababa el día con la procesión de la Soledad, la Virgen de los Dolores, que era acompañada con señoras y señoritas vestidas de mantilla (Ref. Algunos datos de José Montañez Coronado, Programa de Cultos de Semana Santa, 1.996)"
Extraído del Fichero Histórico de Villacarrillo, Tomo VI, año 1949.
Autor: José Miguel Herreros Vela
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